El equipo multidisciplinario del principal centro de salud del Limarí celebró un nuevo año desde la puesta en marcha, posicionándose como un espacio de atención y contención para los pacientes renales. Este servicio trasciende más allá de lo clínico, cultivando vínculos de confianza, cariño y respeto.
“Aquí nos dan vida y amor”
A sus 92 años, Pedro Ávila lleva tres años en tratamiento de diálisis y -emocionado- afirmó que “la recepción de los funcionarios la califico como excelente, nunca había sentido el cariño tan cercano”, añadiendo que “yo pensaba en un comienzo que iba a ser un martirio, pero no, estos años se me hacen cortitos porque la amabilidad aquí es impagable”.
Don Pedro es uno de los pacientes con más años en tratamiento y expresó que “aquí nos dan vida, confianza y, más que todo eso, nos dan amor”.
Para él, la vocación del equipo médico va más allá de su labor profesional. “Ellos entregan un amor que solo encontré en mis padres y que ahora lo encuentro acá”. Además, manifestó que “esta unidad de diálisis siempre la he considerado como mi segundo hogar”.
“Estoy muy agradecida estar acá”
Por su parte, Violeta Ramos comentó que al comienzo su tratamiento lo realizaba en La Serena, pero tenía que viajar tres días hasta la capital regional, sin embargo, obtuvo un cupo en el Hospital de Ovalle. “Me trasladaron para acá y estaba muy contenta porque era algo que yo deseaba”, declaró.
Con respecto a su tratamiento de hemodiálisis en el centro de salud, subrayó que “una se acostumbra, ya se hace un hábito venir y compartir acá no sólo con los funcionarios, también con otros pacientes”. Y al igual que otros pacientes, aseguró que “para mí es la segunda casa, porque paso más tiempo aquí que en la mía”.
Violeta, valoró especialmente el trato recibido, sostuvo que “desde el doctor hasta quien hace el aseo, todos son muy atentos, estoy muy agradecida de estar acá”.
Cuatro años de trabajo con sentido
El director técnico, nefrólogo de la unidad de hemodiálisis, Dr. Norberto Marín, destacó que “es un orgullo trabajar en esta unidad, donde contamos con un equipo profesional excelente y un ambiente laboral muy positivo”.
Asimismo, remarcó la importancia de contar con una coordinación dentro del hospital en comparación con otros centros de diálisis. En este sentido, dijo que “aquí los pacientes reciben cuidados integrales, con evaluaciones médicas, nutricionales y apoyo psicológico, algo que no siempre ocurre en centros externos”.
Con respecto a la convivencia con los pacientes, mencionó que “hay pacientes que llevan dializándose muchos años y conocen su terapia, están familiarizados con su enfermera, identifican el nombre de los auxiliares, de los médicos. Por lo tanto, los pacientes están muy bien informados y se sienten efectivamente como en familia”.
La enfermera jefa de hemodiálisis, Johanna Pizarro, hizo hincapié en la relación cercana que se genera con los pacientes, quienes acuden tres veces por semana. “Es inevitable no tener un vínculo casi familiar con ellos, porque los vemos varias veces a la semana y compartimos mucho más que un tratamiento médico”, señaló.
Agregó que “a veces somos enfermeros y amigos a la vez. Nos cuentan sus problemas, se desahogan, y nosotros tratamos de acompañarlos con cariño”, concluyó.