Quién es Ricardo Guerrero: El gerente de Cidere que hace lobby por Minera Dominga

Ricardo Guerrero Cidere
Ricardo Guerrero, Gerente de Cidere

Este nuevo episodio de nuestra épica saga «Dominga’s Lobby Team: Strikes Back» (?), que ya cuenta con capítulos sobre Ignacio Pinto y Francisco Villalón (sumado al spin-off del perfil del candidato a gobernador regional -y delfín de Roberto Dueñas- Cristóbal Juliá) será protagonizado por Ricardo Guerrero.

Guerrero, ex subgerente de Ventas de Diario El Día, es actual gerente de la Corporación Industrial para el Desarrollo Regional (CIDERE) de Coquimbo, organismo que solamente se encuentra presente en las regiones de Coquimbo y Biobío.

En su sitio web, indican que su misión es «ser una organización representativa de todos los sectores económicos, y un referente de opinión que promueva en forma integral y en todos sus aspectos el desarrollo industrial, económico, comercial, educacional y social de la Región de Coquimbo».

En tanto, su visión es «la expresión institucional del núcleo formado por la industria, la universidad, el comercio, los profesionales y la comunidad, que está comprometido para trabajar permanentemente en lograr el progreso de la Región de Coquimbo enfocado al desarrollo de las personas a través de la educación y la creación de fuentes de empleo, uniendo su esfuerzo al de las demás instituciones creadas con idéntico propósito».

Bajo el mando de Guerrero, la CIDERE ha buscado conectar con empresas e instituciones que son estratégicas para sus fines, como universidades y fundaciones, destacando su acérrimo apoyo al llamado Compromiso Minero. El objetivo, al igual que CORMINCO, es fortalecer las asociaciones gremiales para así imponer sus opiniones y medidas sin que las agrupaciones sociales pueden oponerse, al no tener la cantidad de recursos, socios e influencia que ellos.

El trabajo de lobby de la Cidere abarca hasta instituciones de Educación Superior.

Un Guerrero por Dominga

Dentro de los proyectos que Ricardo Guerrero defiende al mando de la CIDERE está, claramente, Minera Dominga. A pesar de que las pruebas del daño ambiental irreparable que provocará a la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt (la cual es visitada por turistas y científicos de todo el mundo año con año) y de las evidencias de la corrupción en la gestación del Proyecto (que ya pasó hace mucho tiempo del simple pago por publicidad en medios de comunicación locales como Diario El Día o Mi Radio, sino que escaló hasta protagonizar su propio capítulo en los Panama Papers), personas como Guerrero prosiguen con su discurso pro Dominga.

La punta de lanza utilizada es deleznable: aprovecharse de la pobreza y abandono que viven los habitantes de La Higuera, dándoles falsas promesas de que Dominga les traerá riqueza y bienestar. Siendo que ya está comprobado que los proyectos mineros que llegan a «x» zona, no contratan a las personas que allí viven, sino que terminan trayendo trabajadores de otras faenas y los gerentes siempre son los mismos, porque capacitar gente sale caro.

Además, la experiencia de ciudades mineras como Antofagasta, Iquique, Calama, Copiapó y urbes que terminan siendo habitación del rubro como La Serena, indica empíricamente que no son esos sitios llenos de prosperidad que se prometen, puesto que la prostitución, la delincuencia, el excesivo consumo de alcohol, las malas condiciones del agua y la carestía (ya que los comerciantes asumen que todos ganan como los mineros) son los protagonistas del día a día. Por algo, la mayoría baja de su faena y se va a vivir a otros lados.

Con el tiempo, Guerrero ha ampliado la estrategia hasta llevarla a nivel regional, utilizando el estancamiento que la Región de Coquimbo está viviendo a nivel económico, social, transporte y otros tópicos en los cuales está en crisis como la sequía y la escasez de agua. Guerrero argumenta que la aprobación de proyectos mineros como Dominga y otros de carácter turístico como Rosa Agustina, son la única solución posible.

Podemos ver una constante en las ponencias que Francisco Villalón e Ignacio Pinto realizan, casi como si fuera un mantra: «proteger la biodiversidad es desear que la Región de Coquimbo y su gente sea condenada a la pobreza». Desgraciadamente, no podemos leer las mentes, pero tenemos la claridad de que esta preocupación por las personas de la zona es, por lo mínimo, sospechosa.

En septiembre de este, Guerrero fue entrevistado por Diario El Día, en una nota que parecía tener cualquier motivo menos el periodístico, indicando que «en nuestra región lo hemos vivido con un caso emblemático, como la minera Dominga, o la demora de casi un año en la apertura del complejo turístico Rosa Agustina. En todo el país hay ejemplos, como ha pasado con el datacenter que ha querido instalar Google en Santiago o la central de bombeo Paposo que Colbún desistió de seguir impulsando en Antofagasta. Las empresas forestales chilenas están invirtiendo en Brasil y no en Chile. El país necesita retomar una senda pro-inversión, disminuir trabas y definir estímulos. Desde el sector privado estamos dispuestos a poner de nuestra parte, pero lo que falta es un impulso desde las instancias políticas”.

Acá Guerrero realza otro argumento siempre utilizado por el empresario chileno: el poner regulaciones ahyuenta inversión. Esta falacia todavía sirve porque, a pesar del internet y las TICs, la gente de la región aún no pierde lo «apapayado» y basta surfear un poco por la red para ver que países del mundo desarrollado tiene fuertes normas para la extracción de recursos naturales. Van a dejar su desastre lejos de sus fronteras, aprovechándose de los países subdesarrollados sacando recursos valiosos a bajos precios. Esto se debe a la disparidad entre las partes negociantes, también inculcada por esa idea de que «exigir lo justo ahuyenta la inversión». Lo cierto es que, cuando las ganancias son buenas, las empresas estarán dispuestas a pagar los impuestos necesarios para quedarse con ellos (especialmente ahora que una China que se consolida y un Estados Unidos agonizante se disputan el dominio del mundo).

¿Cómo todavía nuestra ventaja comparativa va a seguir siendo cobrar barato y aceptar el daño a nuestro entorno? ¿Qué es una exageración? Solamente le diremos que, cuando todo se destruya, cuando todo esté contaminado, cuando ese «mal vivir» llegue a sus narices, personas como Ricardo Guerrero, Ignacio Pinto y Francisco Villalón simplemente se irán a otro lado. En el peor de los casos, son personas que ni siquiera conocen la Región de Coquimbo… usted no, usted va a tener que quedarse acá y bancarse todo. Vivir el día a día no siempre es bueno.